sábado, 27 de noviembre de 2010

El sosiego de un susurro.





Son estas falacias negras, desesperadas, angustiadas
De mente inmune que invaden
Quehaceres del pasado,
Como un deslizante doloroso
Que va sujetado en ramas viejas y secas.

Ya no te siento, ya hace mucho que me perdí,
Te llamé, pero no escuchaste el cantar de los sordos,
Y en medio del vuelo,
El viento me arrastró con una ráfaga de vela llena de vértigo.

Y pensar que más lejano llegó el dolor,
Cuando rebuscaba la esperanza.
Se encontró con el matiz de una imagen arrancada, chamuscada.
Que lloraba, lloraba y lloraba
Mientras la soledad escrutaba el efecto
Y yo que aguaba los ojos y sollozaba,
Por las reminiscencias obsoletas,
¡Ay! Pero el llanto no es susceptible a lo que quiero,
Ya no porque…

Porque quizás no vuelvas, quizás yo me fui primero,
Pero igual estas líneas cortas se enredan en el olvido
De un frágil abismo en el alma

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